sábado, 14 de julio de 2012

HIGROMA QUISTICO

Son lesiones quísticas, de origen linfático que se presentan en la región cervical lateral. Se cree que son causados por una falla congénita de los brotes linfáticos primordiales para establecer drenaje en el sistema venoso. Entre un 50 y un 65% están presentes al nacimiento y 80 a 90% de ellos, son diagnosticados antes del segundo año de vida. Su incidencia reportada es de 1 por 12.000 recién nacidos. 
Tienden a desarrollarse en íntimo contacto con grandes venas y conductos linfáticos. Así, un 75% aparecen en el cuello, 20% en la axila y el resto, en mediastino, retroperitoneo, pelvis o región inguinal. Se presentan en una relación de 2:1 en el lado izquierdo con respecto al derecho del cuello, probablemente porque el conducto toráxico ingresa a la vena subclavia por la izquierda. A pesar de que están secuestrados del resto del sistema linfático, son cavidades multiloculares revestidas de celulas endoteliales que continúan produciendo líquido linfático. De esa manera su crecimiento va de gradual a rápido con compresión o desplazamiento de estructuras adyacentes.
Al examen físico los higromas aparecen como masas quísticas blandas, móviles, no sensibles, preferentemente ubicados en el triángulo posterior del cuello. Su tamaño puede variar desde algunos milímetros a varios centímetros de diámetro. Pueden ser transiluminados con una fuente luminosa. Cuando se infectan se presentan con signos inflamatorios.
Estas lesiones crecen en proporción al crecimiento del niño, pero puede observarse crecimiento rápido como resultado de trauma, infección o hemorragia dentro del quiste. El compromiso respiratorio es la complicación más importante que puede ocurrir, por compresión extrínseca de la vía aérea. Las lesiones que comprometen la lengua o se extienden hacia el mediastino pueden presentarse con estridor, cianosis, apneas o disfagia con problemas de crecimiento del niño.
El diagnóstico se confirma con ultrasonido, que revela la naturaleza quística del higroma. En lesiones extensas y con compromiso importante de estructuras vitales es más útil la tomografía computada con medio de contraste intravenoso.
El tratamiento de elección es la extirpación quirúrgica, pero ésta puede ser muy laboriosa en lesiones extensas y no exenta de riesgos sobretodo por las secuelas de tipo neurológico. Por ello se han intentado tratamientos con sustancias esclerosantes, anteriormente bleomicina y en la actualidad OK-432 con un éxito considerable respecto a la regresión de los quistes.

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